Escritores Madrid  28 mar 2022

LA ÚLTIMA FRASE

Se trata de coger la última frase del último texto e iniciar con esa misma frase un texto nuevo. Procuraremos que los textos no excedan las 10 líneas. Para vosotros, habituales en el post, son las mismas reglas de siempre.

Para los nuevos son las mismas reglas que en los post anteriores (no puedo poner enlace aquí). Bienvenidos -y a ver lo que dura habilitado- 😊😊



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POE

Solicitado el permiso, tras pagar una ingente cantidad de dolares, el departamento competente emitió un visado que autorizaba al cazador a adentrarse en el reducto donde vivian los últimos unicornios para realizar un safari fotográfico. Era un lugar lejano, que se extendía desde un río hasta el mar.

Al aproximarse a su destino, el cazador se deshizo de cámaras y objetivos, y cargó al hombro un fusil MTAR-21, fabricado en algún lugar de Europa o de EE. UU. que le daba seguridad, aún sabiendo que los unicornios sólo atacaban cuando se sentían amenazados.

Con sus potentes prismáticos atisbò en una pequeña zona vegetal movimiento entre las planta. Se acercó sigiloso y, efectivamente encontró a una hembra de unicornio que amantaba a su cría. Su entrepierna puso en marcha el instinto de depredador cobarde, apuntó y de un disparo certero mató primero al cachorro y luego a la madre. Mientras filmaba la escena sintió el orgasmo más potente de su vida.

Por supuesto que las imágenes de los unicornios muertos no pudieron difundirse por ningún medio de comunicación; la sensibilidad de los espectadores no estaba preparada para soportar tanto horror. En su lugar se emitieron escenas de destrucción y muerte de las ciudades palestinas o las de seres humanos que, fracasados en su necesidad de alcanzar una vida mejor, flotaban a merced de las olas; imagenes que parecían impresionar a muchos menos televidentes.


29/05/2024
Tomarctus

Muchos menos televidentes se daban cuenta de como guiaban sus pensamientos hacía asuntos que no atañían lo más mínimo a su vida diaria. Al mandatario con varios másteres en infundios y propietario de varios latifundios se le había antojado ahora reconocer el Estado de Blefescu para cabreo de los liliputienses, muchos de ellos descendientes de la patria del gran liante al que las mentiras le crecían en forma de selenosis en sus uñas, afiladas con la oposición pero blandas con sus socios cagalanes y fiascos. Su última memez  había sido promocionar una especie de hule con redondelitos de colores horteras y que se encasquetaban como un faldón en las universidades del país en las que se había fomentado el odio a Liliput y el amor fraternal a Blefescu en las mentes ignorantes de los que habían prolongado la adolescencia hasta límites estúpidos. Igualmente pusieron de moda un eslogan que les parecía gracioso pero del que desconocían su origen, el famoso “Desde el jardín de infancia hasta la tienda de los chinos” y que los blefescuenses utilizaban para patentizar sus intenciones de exterminar a los de Liliput, culpándoles de haber crucificado al Gran Aparejador. Televidentes, adolescentes, tabernarios y universitarios se olvidaban de las guerras que se mantenían en ese momento en todo el orbe, como la del País de Nuncajamás contra la Arcadia Infeliz o los samarkandíes contra los begoños abajenses. Ajeno a todas estas manipulaciones Jacinto Quincoces Junior optó una vez más por dejarse de zarandajas y llevar a cabo su acto revolucionario diario de abrir un libro y ponerse en sus cascos bluetooh El Abbey Road de los Beatles.

29/05/2024
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