Escritores Madrid  28 mar 2022

LA ÚLTIMA FRASE

Se trata de coger la última frase del último texto e iniciar con esa misma frase un texto nuevo. Procuraremos que los textos no excedan las 10 líneas. Para vosotros, habituales en el post, son las mismas reglas de siempre.

Para los nuevos son las mismas reglas que en los post anteriores (no puedo poner enlace aquí). Bienvenidos -y a ver lo que dura habilitado- 😊😊



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Tomarctus

La dieta habitual consistía en un cuenquito de cereales varios flotando en alguna mariconada de esas de soja, el menú del día de su centro de trabajo: ora lentejas, ora alcachofas, una merienda-cena compuesta de un sándwich frío, fruta del tiempo y sus variantes secas, una zanahoria, tres o cuatro tomatitos cherries y otros tantos arándanos y , como poestre, algún que otro orejón. Además, para engañar a sus tripas, churruspeaba un caramelo Solano de café descafeinado y una violetita que mercaba en la vetusta tienda de la Plaza de Canalejas. Los jueves por la noche, como un extra, viendo alguna película de antaño o de hogaño, se metía entre pecho y espalda una bolsa de pipas reducidas en sal del Mercadona. Y todos, todos los días unas cuantas raciones de sexo imaginario y, las más de las veces, materializado y autónomo. 

22/04/2024
POE

Autónomo y resistente analógico radical, sentía nostalgia de un tiempo adánico ya por completo olvidado y no acababa de sentirse a gusto con prenda alguna; de él se podría decir que era un nudista vocacional.

Le gustaban pocas cosas la noche, los amigos, dejar su corazón como fianza y las sandalias blancas de la mujer que amaba.

Cuando contemplaba la puesta del sol se sentía el hombre más feliz sobre la tierra. A veces pensaba en su padre y su insistencia en decirle: " Hijo no leas tantas novelas, asi nunca llegarás a ser nada en la vida".

28/04/2024
henry

Asi nunca llegarás a ser nada en la vida y, él simplemente lo creyó.

Ahora la gente se tatua esas cosas, pero como buen analógico él se lo grabó a fuego en el alma, que se nota menos a simple vista y ayuda a pasar desapercibido un ratito más. A corto plazo duele menos que las agujas, aunque a la larga la hemorragia se vuelva completamente incontrolable porque el fuego no siempre purifica.

Pasaba muchas tardes visitando escaparates de zapaterías donde otros ya habían pasado infinitas horas mirando esos mismos escaparates, pero sólo él sabía mirarlos de aquella manera, como buscando algo que sólo él podría ver y sólo él pudiera encontrar... aunque nunca apareciera.

29/04/2024
POE

Aunque nunca apareciera la noticia tampoco, en caso de conocerse, hubiera interesado a nadie. 

Corría el siglo XXII y para entonces los habitantes del Planeta Tierra se informaban a través de microchips última generación que la empresa afD-Generation Identity implantaba en su lóbulo frontal, de manera gratuita e indolora, con el solo requisito de que el solicitante pulsara la palabra aceptar que figuraba al pie de la octava página de las condiciones del contrato escritas en alemán.

En ese tiempo la única motivación de la sociedad era la búsqueda de la gratificación a corto plazo, pudiendo acudir a un eficaz servicio de salud mental en el momento, infrecuente por lo general, de que el hastío hiciese acto de presencia. Llegado el caso un equipo de I.A. proporcionaba al trastornado ciudadano pildoras de Xomaxat que garantizaban una felicidad a prueba de bombas.

Quizás fueran las razones anteriormente expuestas el motivo de restar importancia a la desaparición de los pájaros en las ciudades, que total no servían para nada. Lo mismo pasó con la tala de árboles ya que era imprescindible para dejar más espacio a los coches. 

Cuando dejaron de verse ancianos por las calles nadie se preguntó la causa... seguro que alguna razón habría.



02/05/2024
jose

Se preguntó la causa... seguro que alguna razón habría, se dijo a sí mismo mientras caminaba por la acera en dirección al trabajo.

En ese mismo momento, sin  que él lo supiera, una alarma se encendía en las oficinas de la PPP.

¿Por qué estaba allí y precisamente en ese momento? 

¿Por qué era así el color de su piel y de sus ojos? 

¿Por qué sus padres que habían nacido cada uno en lugares tan remotos y distantes se habían conocido un día cualquiera y se habían gustado? 

Un coche que no se diferenciaba especialmente de ningún otro se paró a su lado y mientras los agentes de la Policía del Pensamiento Prefrontal se lo llevaban sin que opusiera ninguna resistencia, se preguntó si todos los libros de la vida se guardaban ya en las estanterías de alguna biblioteca secreta o estos eran aún nada más que ideas sueltas pendientes de escribir.

05/05/2024
POE

Ideas sueltas pendientes de escribir –guarecidas de su inexistencia en el hospitalario envés de la intemperie–, esperaban la llegada del arrullo otoñal del viento de Giverny que, con la misma suavidad de un amante furtivo que expresa su impaciencia lanzando piedrecillas contra el cristal donde se esconde la intimidad de su amada, hechizara el corazón e hipnotizara las manos de criaturas fantasticas capaces de soñar, morir o vivir al escribir o al desvelar la belleza de las palabras escritas.


06/05/2024
Tomarctus

La belleza de las palabras escritas es inversamente proporcional a los susurros dibujados. Ambos circulan a velocidades vertiginosas por las autopistas del aire. A veces, se desbocan y hieren los oídos de los que no pueden conciliar el sueño. En otras ocasiones se derraman en forma de lágrimas de marca blanca, pero no dejan de ser sentimientos de última generación que puedes encontrar en el chino de la esquina, en el segundo pasillo, más concretamente en la estantería intermedia entre los monederos de piel de leopardo y las bragas de fin de año. Si, a pesar de todo no los encuentras, pregúntale a Yung-Sing, desde que su novio gitano la dejó está deseando que alguien le dé conversación, aunque sea para inquirir el precio de las gafas vampirescas de Halloween. Si no te contesta es probable que el producto esté agotado o que Yung-SIng esté ejecutando discretamente los movimientos de una masturbación contumaz mientras ve su serie favorita, “La muralla cobarde”.    

08/05/2024
POE

La muralla cobarde contempló otro amanecer sereno y su imagen reflejada en la superficie anaranjada del mar que se despertaba a sus pies. Sintió como el peso de los siglos había dejado una huella indeleble en sus piedras, aunque menos demoledora que su larga existencia de muralla con vocación de puerta abierta.

Por momentos sintió bullir en sus venas de adobe una fuerza desconocida y decidió desaparecer de la única manera que pueden hacerlo las murallas. Se derrumbó sin estrépito y solo quedaron en pie unas columnas de piedra del color de sus lágrimas –violeta–, que invitaban a pasar entre ellas. 

En la playa, ese amanecer, un hombre reconocía su sexualidad por primera vez entre los brazos de un experto marinero de Odessa. 

12/05/2024
francisco

Un experto marinero de Odessa, ante las atónitas miradas de los bañistas, se paseaba días atrás por la Playa de los Gansos, flanqueado por dos bellas nativas, con las que se refocilaba alternativamente y, a veces, hasta simultáneamente.

No dejaba de pavonearse a lo largo del camino, sabedor de su buena planta y de sus excelsas dotes de seductor. Su mirada reflejaba el poder efímero, aunque perverso, que produce en el cerebro el exceso de testosterona y el déficit de neuronas sanas.

Yo lo miraba desde mi atalaya, sin envidia, sin codicia, pero con el larvado rencor que me producía saber que ya era demasiado viejo para proporcionarle el correctivo que andaba pidiendo a gritos. Y para cortarle de un certero sopapo sus ponzoñosas alas de halcón maltés.

13/05/2024
POE

De halcón maltés eran la expresión de sus ojos, su amor a la velocidad y un juego de tintero de latón y pluma del siglo XIX que utilizaba siempre para escribir la primera frase con que iniciaba sus novelas Nicolás Quintana.

Nicolás era un autor de culto para los amantes de novela negra y la pluma era para él un amuleto al que achacaba el éxito de sus obras, además del recuerdo lleno de afecto del hombre que puso en marcha los resortes más íntimos de su cuerpo, hasta entonces desconocidos, y que después de leer sus primeros escritos le animó a seguir.

El éxito de sus libros se debía a la facilidad con que el autor retaba a sus lectores a descifrar los múltiples interrogantes que plagaban sus páginas, y al amor a la verdad con que matizaba la violencia inevitable de sus argumentos.

 Nicolás sacó la pluma del tintero con el reto de crear un personaje capaz de escribir una novela que provocara la muerte de quien la leyera; comenzaba así: Al anochecer del día en que fue enterrado... El timbre de la puerta interrumpió su labor, era un mensajero. Le entregó un libro con una nota de su editor en la que le pedía el favor de leer el manuscrito...

16/05/2024
Tomarctus

El manuscrito, más que escrito con las falanges (¡Arriba España Metacárpica!), tal y como sugiere la etimología, parecía estar ejecutado con la punta del nabo, si se me permite la vulgar expresión. Constaba de dos semiprólogos, media docena de prefacios, un preámbulo sonámbulo, una introducción sin profilácticos, tres minúsculos capítulos y un entreacto que se podría considerar en sí mismo como un entremés para veganos. Para colmo, este engendro acaba súbitamente con la enigmática, a la par que estúpida frase “… jamás de los jamases me enjuagaré con el elixir del Mercadona”. Y, ¿qué decir de la temática? Una especie de western de ciencia ficción, con escenas de porno duro y un amor incestuoso entre dos adolescentes siameses. En definitiva, que antes publicaría alguna de las mamarrachadas que me han llegado en las últimas semanas, como, por ejemplo, “La jubilación anticipada de la Cenicienta”; “El andar de los andares”, “Con flemas y a los mocos” o “Los últimos días del osito de Mimosín” 

16/05/2024
POE

Mimosín refugiado entre sus brazos fue el recuerdo que hizo llorar por última vez al hombre. Aún echaba de menos a ese oso de peluche desgastado de tantos abrazos, que le defendía de sus terrores infantiles, y que según su abuela se perdió una tarde cuando paseaban por el parque. Poco despues ella debió ir a buscar el osito, porque también desapareció. 

 Más adelante no tuvo mas remedio que renunciar a el placer inmenso de acurrucarse en la teta de mamá, y crecer perdiendo sus lápices favoritos, los cromos dobles de Vida y Color y las coletas de Alicia que olían a hierba fresca y a goma de borrar.

Después de un montón llaves extraviadas, de muchas horas desaprovechadas y de que el sexo intenso, cálido y mullido fuera solo un recuerdo, el hombre pensó que vivir era aprender a conjugar el verbo perder. Por eso perdió la costumbre de mirar a ambos lados antes de cruzar un paso de cebra. 

No le resultó difícil dominar el arte de perder.

2 días
nines

El arte de perder cosas se había convertido para Lucas en una tarea diaria. Su capacidad de ensimismarse  le llevaba a una desconexión mundana de tal calibre que cuando no perdía pitos, perdía flautas.

Lo normalizaba tanto que añadía la  variable descarte a aquello que buscaba y a otra cosa mariposa.

Ningún apego para lo material tenía  ya desde bien pequeño . Hasta que apareció María que se convirtió no sólo en su prioridad, sino en la mujer con la que nunca conjugaría el verbo descartar. 

2 días
henry

El verbo descartar servía en la aldea para demasiadas cosas que a la larga resultaron infinitamente negativas. 

Lo primero fue descartar pulpo como animal de compañía, luego descartamos al rábano y poco después al comino porque a nadie de la aldea parecían importarles demasiado.

Pero con el paso del tiempo llegó él, ese tipo, un extranjero con unos ropajes y un aura jamás antes vista. No llegamos a levitar al verle pero nos faltó poco.

Traía con él unas vasijas de barro de una aldea lejana llamada Pereruela, buscó entre nuestros huertos unos bichos muy lentos a los que nosotros nunca habíamos hecho mucho caso --cosa muy autóctona nuestra, como ya comentaba--, e intentó ensañarnos su sabiduría, pero no fue capaz.

No poseíamos ya cominos ni rábanos, así que, aburrido, se fue a otra aldea donde a otras gentes ciertas cosas no les importaran un comino o un rábano --no como a nosotros, valga la redundamparadoja--, seguramente a Borgoña que es donde según ese mentecato metomentodo acampan los más gordos y más sabrosos.


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